Acuarela

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domingo, 29 de septiembre de 2013

José Maestro San José


Protésico dental, alcalde de Ciudad Real por el PSOE (1931-1934) y diputado al Congreso en 1936. Nació en Salamanca el 30 de octubre de 1900.

José Maestro San José, es una persona poco conocida fuera de Ciudad Real, en el que es toda una institución, admirado por su generosidad, eficacia y apertura a todos los ciudadanos.

Quedó huérfano de padre a los ocho años, junto a otros cuatro hermanos. Su madre, oriunda de la provincia de Madrid, se trasladó al año siguiente a la capital de España, donde José recibió esporádica y modesta escolarización, con el apoyo de su párroco, que lo empleó de monaguillo.

Al llegar a la adolescencia hubo de buscarse la vida en solitario, recorriendo diversas ciudades en busca de trabajo. A los dieciséis años, estaba en Valladolid y posteriormente marchó a León, adquiriendo conocimientos de odontología y convirtiéndose en un buen mecánico dentista, que incluso soñó con perfeccionar la técnica emigrando a los Estados Unidos.

Hacia los veinte años contrató a distancia sus servicios con un conocido médico dentista de Ciudad Real, rico y poco amigo de atender regularmente la consulta. José viajó hasta la capital manchega e inmediatamente alcanzó fama de profesional competente y desinteresado, que incluso ejercía funciones más propias del dentista titular. En Ciudad Real estudió el bachillerato, del que se examinó en el madrileño Instituto de San Isidro, y conoció a su futura esposa, Belén Víctor Cantos, de familia acomodada y algo mayor que él, con quien contraería feliz matrimonio en 1925, del que no hubo descendencia.

Simultáneamente, José Maestro se acercó a sindicatos de clase y adquirió notable cultura y excelentes dotes de escritor. Afiliado al PSOE y la UGT, en las municipales del 12 de abril de 1931 fue elegido concejal del Ayuntamiento de Ciudad Real por el distrito del ayuntamiento con 439 votos.

UN GRAN ALCALDE PARA TODOS LOS CIUDADANOS.

Al alcanzar acta de diputado el alcalde, D. Fernando Piñuela, José Maestro fue promovido a ese puesto el 11 de julio de 1931, permaneciendo en él hasta el 3 de agosto de 1934.

Los tres años de José Maestro en la alcaldía de Ciudad Real (1931-1934) fueron reconocidos por todos como los de incorporación de la atrasada ciudad manchega al mundo moderno del progreso. Volcado especialmente con las necesidades médicas y educativas, su acción fue decisiva en el alcantarillado, el saneamiento de los barrios, la traída de aguas, la dotación de una infraestructura hospitalaria y de primeras asistencias, la creación incesante de grupos escolares, el transporte por ferrocarril, la realización de obras públicas para luchar contra el paro forzoso, etc.

Honesto y admirado por sus conciudadanos, fue capaz de obtener ayudas y financiación económica donde nadie lo hubiera conseguido y de mantener un gobierno avanzado y de progreso, sin necesidad de adular a los poderosos ni de apoyarse sectariamente en los proletarios. Laico sin partidismo ni estridencias, evitó innecesarios roces con la Iglesia. 

Durante sus veinte meses al frente del Ayuntamiento se desarrollaron en la ciudad un conjunto de actuaciones de gran importancia. Para dar cuenta de ellas la Corporación municipal publicó un folleto titulado “20 meses de gestión municipal”, que recogía el conjunto de actuaciones realizadas[1].        

50 años después la Agrupación Socialista de Ciudad Real publicaba esas Memorias: “Ahora al cumplirse el 50 aniversario, la Agrupación Socialista de Ciudad Real ha querido rendir homenaje a aquellos hombres que, pese al tiempo trascurrido y al olvido oficial de las últimas décadas, han permanecido vivos en la memoria colectiva de Ciudad Real” escribía Adrián Pérez Perea, Presidente de la Agrupación Socialista de Ciudad Real en la presentación del libro.

Jose Maestro presentaba la Memoria de los 20 meses de gestión sintiéndose orgulloso de la labor realizada. “¿Puede satisfacernos a los hombres que representamos a Ciudad Real la labor realizada? Sin falsa modestia y con la satisfacción interior de haber cumplido el encargo que la opinión nos confió, tenemos que contestar que sí; más como vecino, como hombre que busca la exaltación de Ciudad Real a un rango que yo creo que merece, y que nunca, ni aun en sus tiempos de renombre histórico, llegó a alcanzar, tengo que contestar que no.”[2]. José Maestro se mostraba satisfecho de la labor realizada pero reconocía lo mucho que quedaba por hacer. “Todo por Ciudad Real” y en ese frente nos encontrareis en primera fila, era su lema de trabajo.

Un trabajo que se centraba en obras esenciales y básicas para la ciudad. Los proyectos abordaban trabajos de abastecimiento de aguas procedentes del pantano de Gasset, alcantarillado, red de distribución de aguas en la ciudad y pavimentaciones. La llamada Casa de Socorro constituía un serio peligro para todo el que necesitaba cura de urgencia. La Cárcel representaba algo inhumano e injusto que ratifica las afirmaciones anteriores: que las necesidades se apoderaron de la ciudad. La Cárcel de 1932 es la misma de 1400, ayuna por completo de los más indispensables imperativos de sanidad e higiene. La Justicia se administraba en locales impropios de su dignidad y decoro. No existía plano de alineación, primer postulado de todo pueblo que anhela remozarse, saturarse de urbanismo y modernidad. No existía, en fin, ni el más humilde evacuatorio.

El agua había sido un problema continuo para la ciudad con suministros desde la Poblachuela que habían acabado en pleitos continuos. El ayuntamiento, después de un largo litigio de obras inacabadas, consiguió, gracias al diputado Piñuela, una sentencia del Supremo que permitía seguir utilizando el agua del valle de los Molinos. José Maestro pone en marcha el proyecto de traída de aguas desde el pantano de Gasset que inicia el camino de solución de este problema esencial para la ciudad y que se irá perfilando en décadas posteriores.

Con tales negaciones encontrose el primer Ayuntamiento republicano; negaciones que constituían un complejo problema, que no escamoteó esta Corporación, que puede decir, con satisfacción, es amplia la labor desarrollada en este aspecto. La llamada Plaza de D. Luis, en el mismo centro de la ciudad, borrón sucio y de mal gusto para una de nuestras mejores calles, cual es la del general Espartero y marco inadecuado a la vistosidad severa del Palacio de la Diputación y casa de Correos y Telégrafos, se ha trasformado en plaza de la República, que embellecerá la calle del General Espartero y entonará con los diversos centros oficiales y los que se crean (Casa de Socorro, Audiencia y Juzgados)”[3].

Las gestiones realizadas logran que se proyecte y comience a construir una nueva Cárcel que “por lo menos, gozará de sol e higiene”. Frente al palacio de la Diputación se construyó la Casa de Socorro y una Audiencia y Juzgados “cual corresponde a la dignidad de la Justicia”. La casa de Socorro fue proyectada por el arquitecto municipal José Arias que resuelve la esquina curvada con los lenguajes de la arquitectura racionalista del momento que mantendrá en el mercado Municipal realizado en 1934. Un conjunto de infraestructuras sencillas que van planteando los necesarios equipamientos comunes en materia de sanidad y justicia.

“Y detalles de urbanismo es el arreglo del antiguo Cementerio de San Pedro, convirtiendo algo arcaico y pueblerino en una plaza de sabor donde se unen la sencillez y el buen gusto, rimando armónicamente con el estilo románico del suntuoso Templo, joya de las más apreciables en su sentido artístico. Se derribó el antiguo pretil, instalando una nueva acera de cemento. El acceso al artístico Templo se ha empedrado de una forma caprichosa, figurando un artístico mosaico e instalando jardines en el centro. Idéntica obra se intenta realizar en la Plaza de la Constitución donde los macizos antiestéticos con cumplían otra misión que entorpecer el paseo y su pavimento, de tierra únicamente, no lo hace agradable al vecindario, que huye, con exacto sentido de la comodidad a la calzada, interrumpiendo de esta forma la circulación.

En el Parque de Gasset se atendió a la instalación del monumento del mismo nombre, construyendo la Glorieta que da gran vistosidad. Se ha abierto una Biblioteca Popular y se ha establecido un palomar”. Los pequeños hitos diseñados por el arquitecto José Arias son un símbolo de sensibilidades abiertas a la naturaleza y a la cultura como valor que debe ser accesible a todos los ciudadanos. El monumento de Gasset es obra del arquitecto Julio Camilero, con escultura de Ignacio Pinazo y ejecución dirigida por Mateo Gayá.

Y así continúa la Memoria analizando el conjunto de actividades y de gestiones realizadas en 11 meses intensos de trabajo que cambian la imagen de la ciudad y establecen una dinámica de desarrollo y modernización en el conjunto[4].

El reconocimiento hacia la labor de la Corporación presidida por José Maestro hace que un grupo de vecinos soliciten que la calle Alarcos se llamase Avenida de José Maestro. En el escrito leído en la sesión del 28 de noviembre de 1932, se decía “José Maestro ha sido el que de una forma decidida ha encauzado la trasformación total de la vida urbana de la capital”[5]. Tuvieron que pasar años para que la ciudad reconociera su labor con la farola levantada como homenaje a su persona, diseñada por Gayá, y en la que se colocó un bajorrelieve del escultor López Salazar (Kirico).

José Maestro supo realizar una actividad intensa en la ciudad con una visión moderna y renovada de lo que debía ser una ciudad al servicio de los ciudadanos. Implantó los servicios comunes necesarios para la vida ciudadana desde las grandes infraestructuras a detalles de menor escala. Y sobre todo resolvió e inició el proceso de dotación de servicios básicos urbanos como el agua, el alcantarillado y las pavimentaciones. Todo ello es un espíritu abierto, de participación y de trasparencia como pone de manifiesto la memoria editada al final de su mandato dando cuenta escrupulosa de la financiación y gestión de cada una de las obras realizadas.

Como escribía Francisco Pérez en su semblanza de José Maestro: “José Maestro llevaba largos años viviendo entre nosotros y antes de ser alcalde se había acreditado como un hombre amable y desprendido. Muchas gentes habían contraído con él deudas de gratitud por sus cuidados profesionales, tan generosamente prodigados. Nadie veía afán de lucro en José Maestro; sí en su vida privada se contentaba con poco, después de ganar mucho y de compartir gran parte con sus clientes, nadie podía creer que José Maestro, candidato municipal, fuera a entrar en el conocido círculo caciquil. Fue elegido por voluntad popular, y por el corazón de sus vecinos, muchos de ellos de derechas, pero todos amigos de nuestro gran hombre. Pues su programa político no podía ser otro que repartir bondades mientras sacaba a la ciudad de su atraso. Así lo hizo”[6].

En agosto de 1932 fue elegido vicepresidente de la Federación Socialista Provincial, cargo que desempeñó hasta agosto de 1933.

Fue candidato del PSOE por Badajoz en las elecciones generales de 1933 sin obtener el escaño. El tiempo libre conseguido por su pasividad política forzada hasta 1936, lo aprovechó para obtener formalmente el título de odontólogo por la Universidad de Salamanca y permitirse ciertas satisfacciones personales, como una más intensa vida familiar y la frecuente asistencia a las sesiones cinematográficas, de las que era un entusiasta reconocido.

De octubre de 1935 hasta enero de 1936 fue presidente de la Federación Socialista Provincial.

El gran prestigio de Maestro en toda la provincia de Ciudad Real, determinó que el PSOE lo presentase para diputado nacional en las elecciones de 1936, obteniendo 82.138 votos. Se encontró así de golpe y porrazo en el mundo de la gran política madrileña. Así pasó, casi desconocido, los meses hasta julio, participando de la Comisión de Hacienda, aunque su intervención e intereses dominantes siguieron volcados hacia la enseñanza primaria.

Elegido diputado por Ciudad Real en las elecciones generales de febrero de 1936, formó parte de las Comisiones de Presupuestos y de Hacienda (suplente). 

MARTIRIO EN VALLADOLID.

En la tarde del 18 de julio de 1936, por ofrecimiento personal, José Maestro fue comisionado, junto a su colega por Jaén, Juan Lozano Ruiz, para que acudiese a Valladolid en auxilio de las personas que, como Lavín, Landrove López o Garrote, trataban penosamente de mantener la ciudad afecta a la República. Al parecer, la encomienda procedió de Indalecio Prieto y les fue transmitida por el diputado José Lamoneda. En un taxi, sin escolta alguna, partieron de Madrid, acompañados por el ciudadrealeño José María Sánchez Izquierdo, admirador de Maestro y secretario del Subsecretario de Hacienda. Llegados a la capital del Pisuerga hacia las ocho de la tarde, fueron detenidos el 23 de julio en un control militar montado por el Regimiento de Farnesio, a la entrada de la carretera de Madrid.

La detención impidió a los diputados intentar, cuando menos, cumplir su mandato. Los consejos de guerra contra ellos se celebraron los días 13 y 14 de agosto de 1936. En el primero de ellos fueron condenados a muerte Maestro, Lozano y Sánchez Izquierdo y absuelto el taxista que los trajo desde Madrid. En el del día 14, juzgados en unión de Lavín, Eliseo San José, Lefler y varios más, se repitió contra ellos la sentencia de muerte, recibiendo ahora el taxista la condena a 30 años de reclusión.

Pese a la excelente fama de Maestro, incluso entre la gente de derechas manchega, y a los denodados esfuerzos de su esposa (que vino a Valladolid a fin de acompañar a su esposo y gestionar una condena meramente de prisión), Maestro fue fusilado en la madrugada del día 18 de agosto de 1936, en el alto de San Isidro, siendo enterrado en el Cementerio Municipal vallisoletano, donde permaneció su cuerpo hasta 1941, en que su viuda reclamó el cadáver, que creo está actualmente sepultado en algún camposanto madrileño.

Fuentes:

A.H.M., 1932, Libros Acuerdos, Caja 12, Sesión 28 de noviembre de 1932.
BELLO LANDROVE, Federico y LÓPEZ CAMARENA, Manuel, “José Maestro San José, un gran alcalde para Ciudad Real”, Diputación de Ciudad Real, 2010
LOPEZ GARCIA, Julián y PIZARRO, Luis Francisco, “Cien años para la libertad, historia y memoria del socialismo en Puertollano”, Agrupación Socialista de Puertollano. 2011
MAESTRO, José, Veinte años de labor municipal, Ciudad Real, Agrupación Socialista de Ciudad Real PSOE, 1932
MARTÍNEZ RUIZ, Dolores, “José Maestro, un hombre para el recuerdo”. Diputación de Ciudad Real 2007
PERIS SÁNCHEZ, Diego, “100 años por el progreso de Ciudad Real”, Agrupación Local PSOE, 2012.
VV.AA. “Ciudad Real 1931-1934, homenaje a José Maestro”, Agrupación Socialista de Ciudad Real 1983.


[1] 1931-1932, 20 Meses de labor municipal. En 1983 al cumplirse el 50 aniversario, la Agrupación Socialista de Ciudad Real publicó un libro que recogía esta Memoria y una serie de artículos  sobre el período 1931-1934.
[2] MAESTRO, José 1932, Veinte años de labor municipal, Ciudad Real, Agrupación Socialista de Ciudad Real PSOE, p.4
[3] 1931-1932, 20 Meses de labor municipal, p.23.
[4] RIVERO SERRANO, José César,  “Ciudad y arquitectura 1931-1934”, en Ciudad Real, 1931-1934, Ciudad Real, Agrupación Socialista de Ciudad Real, pp. 69-88.
[5] A.H.M., 1932, Libros Acuerdos, Caja 12, Sesión 28 de noviembre de 1932.
[6] PEREZ FERNANDEZ, Francisco, “Notas para una semblanza de José Maestro”, en Ciudad Real, 1931-1934, Ciudad Real, Agrupación Socialista de Ciudad Real, pp. 107-114, p.112.

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