Centro del agua en los Baños del Peral |
Manantiales termales, hervideros y fuentes agrias
La presencia de aguas agrias y manantiales de agua “hirviendo” en nuestra provincia es un hecho conocido desde la antigüedad. Fueron utilizadas con fines medicinales y terapéuticos desde la época romana. Las Relaciones Topográficas de Felipe II contienen referencias precisas a estos fenómenos naturales en Bolaños, Puertollano o Valenzuela. Sin embargo, no fue hasta bien entrado el S. XIX cuando se asocian a los procesos volcánicos muy presentes especialmente en el Campo de Calatrava.
A lo largo de la historia se han utilizado para el baño y para beber, en algunas fuentes se desarrollaron pequeñas industrias de embotellado.
Al filtrarse las aguas en el subsuelo y entrar en contacto con los gases volcánicos, se enriquecen con CO2 y minerales como el hierro, ascienden a través de las fisuras del terreno, surgiendo en la superficie con un burbujeo característico que ha dado origen al nombre de los manantiales como hervideros.
En algunos casos, al realizarse perforaciones del terreno, las surgencias de agua han aparecido de forma más violenta, como ocurrió hace algunos años en Granátula y Bolaños de Calatrava.
En la provincia de Ciudad Real podemos encontrar más de 40 manantiales de aguas termales, en su mayoría localizados en la zona volcánica del Campo de Calatrava. En la actualidad se encuentran muy alterados por la intervención del hombre y el descenso en los niveles freáticos.
Las temperaturas de estas aguas oscilan entre los 13 y los 28 º C con presencia de gases y minerales.
Entre los baños termales más conocidos podemos mencionar los de Fuencaliente, los Baños de Fuensanta en Pozuelo de Calatrava, los de Villar del Pozo, la Fuente Agria de Puertollano y su Casa de Baños, la fuente y baños del Peral en Valdepeñas, el balneario Cervantes de Santa Cruz de Mudela, los Baños de Santa María en Piedrabuena, los de San Cristobal en Pozuelo de Calatrava, los Baños del Emperador en Ciudad Real, los Baños de Fontecha en Aldea del Rey y los de la Sacristanía en Calzada de Calatrava.
Hervideros de Fuensanta
Localizado en el término municipal de Pozuelo de Calatrava, al lado de la carretera que une Ciudad Real con Aldea del Rey, Fuensanta es uno de los balnearios de aguas minero-medicinales con más fama de España durante el S. XIX, sobre el que se redactó un ambicioso proyecto arquitectónico y sanitario que no se llegó a ejecutar en su totalidad.
La decadencia de los balnearios en el primer tercio del S. XX, su olvido posterior y la bajada de los niveles freáticos, lo han hecho desaparecer casi por completo, hasta el punto de ser hoy una explotación ganadera.
Fuensanta ha sufrido los avatares de nuestra azarosa historia. Fue utilizado durante siglos por los habitantes de la comarca para aplacar sus dolencias. En 1750, su propietario el Infante D. Gabriel construyó un estanque con gradas para mejorar las condiciones del baño.
En 1797 D. Cayetano Murillo, médico de gran fama que ejerció en Miguelturra, Membrilla y Almadén, redactó una memoria de los hervideros en la que describe casos de curaciones por la toma de baños en Fuensanta.
En 1818 se bañaron unas 6.000 personas y en 1841 más de 30.000. En esa época era director D. José Torres al igual que los baños cercanos de Villar del Pozo.
Durante el S. XIX la finca y los baños fueron desamortizados, pasaron por las manos de varios propietarios, sufrieron los inconvenientes de unas malas comunicaciones, las epidemias de paludismo o las crecidas del río Jabalón, pero también vivieron épocas de gran esplendor.
La presencia de aguas agrias y manantiales de agua “hirviendo” en nuestra provincia es un hecho conocido desde la antigüedad. Fueron utilizadas con fines medicinales y terapéuticos desde la época romana. Las Relaciones Topográficas de Felipe II contienen referencias precisas a estos fenómenos naturales en Bolaños, Puertollano o Valenzuela. Sin embargo, no fue hasta bien entrado el S. XIX cuando se asocian a los procesos volcánicos muy presentes especialmente en el Campo de Calatrava.
A lo largo de la historia se han utilizado para el baño y para beber, en algunas fuentes se desarrollaron pequeñas industrias de embotellado.
Al filtrarse las aguas en el subsuelo y entrar en contacto con los gases volcánicos, se enriquecen con CO2 y minerales como el hierro, ascienden a través de las fisuras del terreno, surgiendo en la superficie con un burbujeo característico que ha dado origen al nombre de los manantiales como hervideros.
En algunos casos, al realizarse perforaciones del terreno, las surgencias de agua han aparecido de forma más violenta, como ocurrió hace algunos años en Granátula y Bolaños de Calatrava.
En la provincia de Ciudad Real podemos encontrar más de 40 manantiales de aguas termales, en su mayoría localizados en la zona volcánica del Campo de Calatrava. En la actualidad se encuentran muy alterados por la intervención del hombre y el descenso en los niveles freáticos.
Las temperaturas de estas aguas oscilan entre los 13 y los 28 º C con presencia de gases y minerales.
Entre los baños termales más conocidos podemos mencionar los de Fuencaliente, los Baños de Fuensanta en Pozuelo de Calatrava, los de Villar del Pozo, la Fuente Agria de Puertollano y su Casa de Baños, la fuente y baños del Peral en Valdepeñas, el balneario Cervantes de Santa Cruz de Mudela, los Baños de Santa María en Piedrabuena, los de San Cristobal en Pozuelo de Calatrava, los Baños del Emperador en Ciudad Real, los Baños de Fontecha en Aldea del Rey y los de la Sacristanía en Calzada de Calatrava.
Hervideros de Fuensanta
Localizado en el término municipal de Pozuelo de Calatrava, al lado de la carretera que une Ciudad Real con Aldea del Rey, Fuensanta es uno de los balnearios de aguas minero-medicinales con más fama de España durante el S. XIX, sobre el que se redactó un ambicioso proyecto arquitectónico y sanitario que no se llegó a ejecutar en su totalidad.
La decadencia de los balnearios en el primer tercio del S. XX, su olvido posterior y la bajada de los niveles freáticos, lo han hecho desaparecer casi por completo, hasta el punto de ser hoy una explotación ganadera.
Fuensanta ha sufrido los avatares de nuestra azarosa historia. Fue utilizado durante siglos por los habitantes de la comarca para aplacar sus dolencias. En 1750, su propietario el Infante D. Gabriel construyó un estanque con gradas para mejorar las condiciones del baño.
En 1797 D. Cayetano Murillo, médico de gran fama que ejerció en Miguelturra, Membrilla y Almadén, redactó una memoria de los hervideros en la que describe casos de curaciones por la toma de baños en Fuensanta.
En 1818 se bañaron unas 6.000 personas y en 1841 más de 30.000. En esa época era director D. José Torres al igual que los baños cercanos de Villar del Pozo.
Durante el S. XIX la finca y los baños fueron desamortizados, pasaron por las manos de varios propietarios, sufrieron los inconvenientes de unas malas comunicaciones, las epidemias de paludismo o las crecidas del río Jabalón, pero también vivieron épocas de gran esplendor.