Acuarela

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miércoles, 29 de mayo de 2013

El agua en la provincia de Ciudad Real (VI)

Centro del agua en los Baños del Peral
Manantiales termales, hervideros y fuentes agrias

La presencia de aguas agrias y manantiales de agua “hirviendo” en nuestra provincia es un hecho conocido desde la antigüedad. Fueron utilizadas con fines medicinales y terapéuticos desde la época romana. Las Relaciones Topográficas de Felipe II contienen referencias precisas a estos fenómenos naturales en Bolaños, Puertollano o Valenzuela. Sin embargo, no fue hasta bien entrado el S. XIX cuando se asocian a los procesos volcánicos muy presentes especialmente en el Campo de Calatrava.

A lo largo de la historia se han utilizado para el baño y para beber, en algunas fuentes se desarrollaron pequeñas industrias de embotellado.

Al filtrarse las aguas en el subsuelo y entrar en contacto con los gases volcánicos, se enriquecen con CO2 y minerales como el hierro, ascienden a través de las fisuras del terreno, surgiendo en la superficie con un burbujeo característico que ha dado origen al nombre de los manantiales como hervideros.

En algunos casos, al realizarse perforaciones del terreno, las surgencias de agua han aparecido de forma más violenta, como ocurrió hace algunos años en Granátula y Bolaños de Calatrava.

En la provincia de Ciudad Real podemos encontrar más de 40 manantiales de aguas termales, en su mayoría localizados en la zona volcánica del Campo de Calatrava. En la actualidad se encuentran muy alterados por la intervención del hombre y el descenso en los niveles freáticos.

Las temperaturas de estas aguas oscilan entre los 13 y los 28 º C con presencia de gases y minerales.

Entre los baños termales más conocidos podemos mencionar los de Fuencaliente, los Baños de Fuensanta en Pozuelo de Calatrava, los de Villar del Pozo, la Fuente Agria de Puertollano y su Casa de Baños, la fuente y baños del Peral en Valdepeñas, el balneario Cervantes de Santa Cruz de Mudela, los Baños de Santa María en Piedrabuena, los de San Cristobal en Pozuelo de Calatrava, los Baños del Emperador en Ciudad Real, los Baños de Fontecha en Aldea del Rey y los de la Sacristanía en Calzada de Calatrava.

Hervideros de Fuensanta

Localizado en el término municipal de Pozuelo de Calatrava, al lado de la carretera que une Ciudad Real con Aldea del Rey, Fuensanta es uno de los balnearios de aguas minero-medicinales con más fama de España durante el S. XIX, sobre el que se redactó un ambicioso proyecto arquitectónico y sanitario que no se llegó a ejecutar en su totalidad.

La decadencia de los balnearios en el primer tercio del S. XX, su olvido posterior y la bajada de los niveles freáticos, lo han hecho desaparecer casi por completo, hasta el punto de ser hoy una explotación ganadera.

Fuensanta ha sufrido los avatares de nuestra azarosa historia. Fue utilizado durante siglos por los habitantes de la comarca para aplacar sus dolencias. En 1750, su propietario el Infante D. Gabriel construyó un estanque con gradas para mejorar las condiciones del baño.

En 1797 D. Cayetano Murillo, médico de gran fama que ejerció en Miguelturra, Membrilla y Almadén, redactó una memoria de los hervideros en la que describe casos de curaciones por la toma de baños en Fuensanta.

En 1818 se bañaron unas 6.000 personas y en 1841 más de 30.000. En esa época era director D. José Torres al igual que los baños cercanos de Villar del Pozo.

Durante el S. XIX la finca y los baños fueron desamortizados, pasaron por las manos de varios propietarios, sufrieron los inconvenientes de unas malas comunicaciones, las epidemias de paludismo o las crecidas del río Jabalón, pero también vivieron épocas de gran esplendor.

sábado, 25 de mayo de 2013

"Epidemias y salud. Ciudad Real: del cólera de 1833 a la gripe de 1918", se presentó en Membrilla

En el salón de Plenos del Ayuntamiento de Membrilla tuvo lugar el jueves 23 de mayo la presentación del libro "Epidemias y salud. Ciudad Real: del cólera de 1833 a la gripe de 1918", de Enrique Jiménez Villalta, editado por la Biblioteca de Autores Manchegos (BAM), de la Diputación Provincial de Ciudad Real, con el número 183 de su Colección General.

Este volumen, de 200 páginas con fotografías de archivo y actuales, es fruto de un estudio de investigación en el que su autor, el sociólogo Jiménez Villalta, natural de Membrilla, aborda las grandes invasiones de cólera en la provincia de Ciudad Real entre los años 1833 y 1885 y la histórica gripe de 1918, acontecimiento que marcó toda una época posterior.

El acto ha contado con la presencia del vicepresidente de la Diputación y diputado responsable de Cultura, Ángel Caballero, que ha destacado que para la BAM es una aportación inédita, "porque incorpora una temática que hasta ahora no habíamos publicado, pero que tiene un indudable interés por tratarse de historia social, de la historia de la salud pública de unas generaciones todavía muy próximas, casi la de nuestros padres o nuestros abuelos, y por tanto todavía muy cercanas en el tiempo".

Ha recomendado la lectura del libro precisamente por su cercanía, "porque nos pone en conocimiento de nuestra historia como entidad social y económica, y sobre todo porque contribuye a explicarnos que la salud pública e individual es una necesidad que los poderes públicos deben atender y cuya cobertura es fundamental para el progreso humano".

El vicepresidente de la Diputación ha resaltado que se trata de un libro que muestra de manera muy documentada, con cifras y datos, pero con amenidad, los avances de la medicina y de las prácticas sanitarias que se han ido desarrollando paralelamente al bienestar de la población.

Ha hecho mención a que era la primera vez que la Biblioteca de Autores Manchegos hacía acto de presencia en Membrilla con un libro de su colección general, por lo que se podía decir también que con esta obra se presentaba toda la BAM al municipio, "cumpliendo con nuestro objetivo de atender a toda la provincia, tanto con los temas a publicar como por supuesto a los autores de todos nuestros pueblos".

Se ha referido en este sentido al importante papel que viene ejerciendo la BAM como servicio de publicaciones de la Diputación Provincial, que el próximo año cumplirá 30 años desde su creación. "Una trayectoria de mejora constante en incorporación de nuevas colecciones, selección y calidad de las ediciones. Manteniendo su objetivo, que sigue siendo el fomento y el desarrollo de la cultura y de la historia de la provincia de Ciudad Real, tanto hacia los creadores y autores literarios como hacia los investigadores y estudiosos sobre los diversos aspectos del conocimiento que más interesen a un mayor número de lectores".

Finalmente, ha sugerido a los asistentes que leyesen y consultasen el libro "porque les va a ayudar a pensar con mucho conocimiento de causa". Ha felicitado al autor y le ha animado a seguir en la investigación histórica.

A continuación fue Jesús Gutiérrez quien se refirió al trabajo de Enrique Jiménez como el quinto de los realizados por este autor que trataba un tema de su tierra. "Es una investigación social con fuentes muy bien escogidas y tratadas, buscando las explicaciones que articulan las leyes sociales", dijo. Elogió igualmente la metodología de trabajo, incidiendo en que había manejado la hemeroteca de la época lo que constituía "el espejo de la sociedad".
Por su parte, el autor partió de la exposición de una imagen de Membrilla de 1668, donde se veía la ciudad amurallada, reflejo de la protección contra las epidemias del siglo XVII. Resumió los contenidos del libro indicando que lo que más le llamó la atención de las epidemias históricas durante los 85 años del período que recoge la obra era "el enorme impacto social y económico". Matizó que en aquella época las clases pudientes podían escapar de las epidemias huyendo de los pueblos, mientras que para las clases populares suponía un "genocidio silencioso".

Simultáneamente a la intervención de Enrique Jiménez, el actor José María Arcos ilustraba la presentación con la lectura de algunos documentos de la prensa de la época. También se proyectó un fragmento de la película "El velo pintado", cuya trama discurre en un pueblo de China acotado por una epidemia, y un documental sobre la gripe de 1918.

jueves, 16 de mayo de 2013

Epidemias y salud. Ciudad Real: del cólera de 1833 a la gripe de 1918

El jueves 23 de mayo a las 20:30 h. se presenta en el ayuntamiento de Membrilla el libro de Enrique Jiménez Villalta “Epidemias y salud, del cólera de 1833 a la gripe de 1918”, editado por la Biblioteca de Autores Manchegos de la Diputación de Ciudad Real.
El trabajo, seleccionado en la convocatoria de 2011, aborda las grandes invasiones de cólera en la provincia de Ciudad Real en el siglo XIX y la de gripe de 1918 dentro del contexto nacional e internacional. Contiene referencias a todos los pueblos de la provincia y muy especialmente a Membrilla, donde el brote de 1885, acabó en pocas semanas con más del 3% de la población.

Aporta cifras de afectados y fallecidos, pero presta especial atención a la situación sanitaria de la época, el impacto social de las epidemias, las consecuencias en la vida de las personas, las estrategias de supervivencia, los métodos curativos empleados, los avances científicos conseguidos, las reacciones públicas y privadas, la evolución de las enfermedades, los efectos económicos, la repercusión demográfica y sobre todo, las historias y los dramas personales y familiares.

El cólera se convirtió en el S. XIX en el mayor azote de la humanidad sustituyendo a la peste, el paludismo o la viruela.

La gripe de 1918, conocida injustamente como gripe española, dejó en evidencia los conocimientos de la medicina y los sistemas sanitarios públicos. Los principales afectados por la epidemia no fueron personas de edad avanzada, sino jóvenes aparentemente sanos, la mayoría tenían entre 20 y 40 años. La enfermedad fue tan grave que no hubo ningún país del mundo sin pérdidas humanas.

domingo, 12 de mayo de 2013

El agua en la provincia de Ciudad Real (V)

Juan Crespo Rodríguez (aguador de Membrilla)
Las necesidades de agua del cuerpo humano
El cuerpo humano está compuesto de entre un 55% y un 78% de agua, dependiendo de sus medidas y complexión. Para evitar desórdenes, el cuerpo necesita alrededor de tres litros diarios de agua en función del nivel de actividad, la temperatura, la humedad y otros factores. La mayor parte de esta agua se absorbe con la comida o bebidas no estrictamente agua.

El cuerpo humano es capaz de beber mucha más agua de la que necesita, llegando incluso a ponerse en peligro por hiperhidratación o intoxicación de agua.

El organismo humano sufre, en condiciones normales, pérdidas diarias de agua entre 1,5 y 3 litros, distribuidas de la siguiente forma:

Orina: 0,6-1,6 litros
Vapor expirado y sudor: 0,8-1,2 litros
Heces: hasta 0,2 litros

El organismo humano no puede perder más del 10 % del agua corporal sin sufrir graves consecuencias. Se muere antes de deshidratación que de inanición.

El agua potable
El agua de boca es uno de los principales transmisores de microorganismos causantes de enfermedades, principalmente bacterias, virus y protozoos intestinales. Las grandes epidemias de la humanidad han prosperado por la contaminación del agua de boca. Por referencias se conoce que se recomendaba hervir el agua desde quinientos años antes de nuestra era.

Actualmente en los países desarrollados están prácticamente controlados los problemas que planteaban las aguas contaminadas.

Los procesos de filtración y desinfección mediante cloro a los que se somete al agua antes del consumo humano se han impuesto en el siglo XX y se estima que son los causantes del 50% de aumento de la expectativa de vida de los países desarrollados en el siglo pasado.

El agua potable salva más vidas que las vacunas.

El abastecimiento de agua

Los ríos y las fuentes de agua han originado la mayoría de asentamientos humanos desde la prehistoria y han condicionado la fisonomía y la forma de vida de gran cantidad de pueblos y ciudades. Su dominio y explotación han provocado multitud de enfrentamientos a lo largo de la historia.

A medida que el agua escaseaba por el crecimiento demográfico o porque los asentamientos estaban alejados de ríos, lagos o fuentes, el hombre tuvo que aprovechar los recursos de agua subterránea mediante la construcción de pozos, la primera infraestructura hidráulica.

Los yacimientos arqueológicos más antiguos que aportan información sobre captaciones, tratamiento y distribución de agua mediante canales sencillos, excavados en la arena o las rocas, son los de Jericó (Israel) datados hace 7000 años. Más tarde se comenzarían a utilizar tubos huecos.

En nuestro entorno, tal como apuntan los estudiosos de las "motillas", el agua y el control de los recursos económicos fueron los motivos por los que nuestros antepasados se instalaron en estos asentamientos prehistóricos singulares que se extendieron por la región manchega durante la Edad del Bronce (2200 a 1500 A.C.).

En su interior se protegían recursos básicos como el agua, captada del nivel freático mediante un pozo, y se realizaba a gran escala el almacenamiento y procesado de cereales y otros productos agropecuarios, así como la estabulación ocasional de ganado y la producción de cerámica y otros productos artesanales.

“En la provincia de Ciudad Real las investigaciones desarrolladas en la Motilla del Azuer (Daimiel) han permitido documentar una estructura hidráulica que ocupa el interior del patio, en forma de embudo y con sucesivas plataformas y paramentos de mampostería que van reduciendo progresivamente su superficie y facilitando su aproximación al agua (Nájera y Molina 2004). Se trata del pozo más antiguo documentado en la Península Ibérica”[1]

En el yacimiento de Valderrepisa encontramos un sofisticado sistema de transporte de agua con tuberías cerámicas, conductos de plomo y arquetas y una conducción hidráulica que circulaba bajo el pavimento de una de las calles del asentamiento a lo largo de más de 55 metros[2]. Ubicado en Fuencaliente en el kilómetro 109 de la carretera nacional 420 (Córdoba-Tarragona), en pleno corazón de Sierra Morena, es un pequeño poblado dedicado a la fundición de plata y plomo, que fue construido de nueva planta a mediados del siglo II A. de C. y abandonado, de forma pacífica, durante el siglo siguiente.

Conducción hidráulica en Valderrepisa
Las civilizaciones antiguas, griegos, romanos y árabes, por su preocupación e interés por la calidad del agua desarrollaron sofisticados sistemas de captación, almacenamiento y distribución de agua.

Pero sin duda los romanos fueron los grandes constructores de infraestructuras hidráulicas. Construyeron acueductos para el transporte, presas para el almacenamiento y retención y emplearon métodos para el tratamiento y purificación del agua.

En la Edad Media fueron continuos los episodios de enfermedades y muertes provocados por la contaminación de las aguas de los pozos por residuos y excrementos. Para combatir el problema los aguadores transportaban el agua de pozos alejados de las ciudades.

Durante siglos los vecinos de nuestros pueblos se han abastecido de agua mediante pozos, así queda reflejado fehacientemente en varios documentos, las Relaciones Topográficas de Felipe II o el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar de Pascual Madoz,.

Los pueblos de tamaño medio de la provincia de Ciudad Real acometieron las obras de abastecimiento en el primer tercio del siglo XX, como Valdepeñas, Ciudad Real, La Solana, Moral de Calatrava o Manzanares. Para ello se constituyeron sociedades de aguas potables y alcantarillado.

A pesar de ello, según un informe de la Diputación de 1946, el 95 % de los pueblos de la provincia no disponía de abastecimiento de agua con garantías.

Lagunas de Ruidera

lunes, 6 de mayo de 2013

El agua en la provincia de Ciudad Real (IV)


Pantano de Puerto Vallehermoso
Las propiedades del agua

El agua (del latín aqua) es una sustancia compuesta, cuya molécula está formada por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno (H2O).

El agua es insípida e inodora en condiciones normales de presión y temperatura.

El color del agua varía según su estado: como líquido, puede parecer incolora en pequeñas cantidades, aunque en el espectrógrafo se prueba que tiene un ligero tono azul verdoso. El hielo también tiende al azul y en estado gaseoso (vapor de agua) es incolora.

El agua es un disolvente muy potente, al que se ha catalogado como el disolvente universal que afecta a muchos tipos de sustancias.

Las formas del agua

El agua se puede presentar en tres estados físicos de forma natural:

Estado sólido: en forma de hielo o nieve en los lugares donde la temperatura es inferior a cero grados.

Estado líquido: en forma de agua en ríos, lagos, océanos o acuíferos subterráneos.

Estado gaseoso: en forma de vapor conformando nubes.

El derecho al agua


El 28 de julio de 2010, a través de la Resolución 64/292, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció explícitamente el derecho humano al agua y al saneamiento, reafirmando que un agua potable limpia y el saneamiento son esenciales para la realización de todos los derechos humanos. La Resolución exhorta a los Estados y organizaciones internacionales a proporcionar recursos financieros, a propiciar la capacitación y la transferencia de tecnología para ayudar a los países, en particular a los países en vías de desarrollo, a proporcionar un suministro de agua potable y saneamiento saludable, limpio, accesible y asequible para todos.

En noviembre de 2002, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales adoptó la Observación General nº 15 sobre el derecho al agua. El artículo I.1 establece que "El derecho humano al agua es indispensable para una vida humana digna". La Observación nº 15 también define el derecho al agua como el derecho de cada uno a disponer de agua suficiente, saludable, aceptable, físicamente accesible y asequible para su uso personal y doméstico.

La escasez de agua

La escasez de agua afecta ya a todos los continentes. Cerca de 1.200 millones de personas, casi una quinta parte de la población mundial, vive en áreas de escasez física de agua, mientras que 500 millones se aproximan a esta situación. Otros 1.600 millones, alrededor de un cuarto de la población mundial, se enfrentan a situaciones de escasez económica de agua, donde los países carecen de la infraestructura necesaria para transportar el agua desde ríos y acuíferos.

A lo largo del último siglo, el uso y consumo de agua creció a un ritmo dos veces superior al de la tasa de crecimiento de la población y, aunque no se puede hablar de escasez hídrica a nivel global, va en aumento el número de regiones con niveles crónicos de carencia de agua.

La escasez de agua es un fenómeno no solo natural sino también causado por la acción del ser humano. Hay suficiente agua potable en el planeta para abastecer a 6.000 millones de personas, pero está distribuida de forma irregular, se desperdicia, está contaminada y se gestiona de forma insostenible.

Ríos de la provincia de Ciudad Real

viernes, 3 de mayo de 2013

La Hermandad de la Virgen del Espino de Membrilla, restaura y recupera el mirador y los accesos al cerro

Inauguración y bendición de las obras
El pasado 1 de mayo se inauguraron y abrieron al público las acertadas obras de reforma y consolidación del entorno de la Ermita de la Virgen del Espino.

En el Cerro o Motilla del Espino, se encuentran si duda los orígenes de Membrilla. La primera ocupación humana de nuestra comarca se realizó durante el Pleistoceno Medio, hace unos setecientos mil años.

La Edad del Cobre (2500 A.C. aprox) representa la expansión sobre los típicos cerros de grupos de personas socialmente en desarrollo con organización jerarquizada y una producción lítica y cerámica importante.

La Edad del Bronce en el Campo de Montiel (1500 A.C. aprox) muestra núcleos de población en altura “Castellones”, “Morras” y “Motillas”[1].
Motilla del Espino antes de la plantación de pinos en 1975

Las motillas eran poblados fortificados de llanura, estratégicamente situados en depresiones encharcadas o en las vegas de los ríos. El aspecto que presentaban era el de un montículo de entre 4 y 11 metros de altura, en su punto más alto, una fuerte torre vigía central de planta cuadrada o rectangular y ángulos redondeados. En torno a la torre se disponían diversas murallas concéntricas, alojándose entre unas y otras diversas estancias del complejo. Alrededor de las motillas se agrupaba el poblado en un radio de 100 - 200 metros.

Las "motillas", uno de los tipos más singulares de asentamiento prehistórico, se extendieron por la región manchega durante la Edad del Bronce (2200 a 1500 A.C.) Estos asentamientos fortificados de llanura ejercieron una importante función de gestión y control de recursos económicos. En su interior se protegían recursos básicos como el agua, captada del nivel freático mediante un pozo, y se realizaba a gran escala el almacenamiento y procesado de cereales y otros productos agropecuarios, así como la estabulación ocasional de ganado y la producción de cerámica y otros productos artesanales[2].

De poblado a Castillo Del Tocón