Casa de baños del Peral |
La zona recreativa del Peral, ubicada en su mayor parte en el término municipal de Valdepeñas, ha sido utilizada tradicionalmente por los vecinos de Membrilla como lugar de esparcimiento y celebración de la romería de San Isidro hasta hace pocos años. Parte de las viviendas construidas se encuentran en el término de Membrilla.
Diez años de gestiones y esfuerzo inversor por parte del Ayuntamiento de Valdepeñas han sido necesarios para lograr que el paraje Baños del Peral recupere el valor minero-medicinal del que disfrutaba hasta mediados del siglo XX.
Unos trabajos de recuperación y conservación del medio ambiente que se han visto premiados con la concesión de aprovechamiento de aguas minero-medicinales que ha otorgado la Dirección General de Industria, Energía y Minas, y que ha sido publicada en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha el 26 de marzo.
Historia de los Baños del Peral
La presencia de aguas agrias y manantiales de agua “hirviendo” en nuestra provincia es un hecho conocido desde la antigüedad. Fueron utilizadas con fines medicinales y terapéuticos desde la época romana. Las Relaciones Topográficas de Felipe II contienen referencias precisas a estos fenómenos naturales en Bolaños, Puertollano o Valenzuela. Sin embargo, no fue hasta bien entrado el S. XIX cuando se asocian a los procesos volcánicos muy presentes especialmente en el Campo de Calatrava.
En el Boletín de la provincia de Ciudad Real del 29 de octubre de 1852 encontramos una primera reseña de los Baños del Peral. Es un documento del ayuntamiento de Valdepeñas correspondiente a un débito de 6.688 reales de D. Francisco Angoitia (arquitecto de prestigio en el S.XIX) por la construcción de los Baños del Peral.
Una vez construido, el ayuntamiento de Valdepeñas arrendaba por temporadas la explotación de los baños. En concreto para la temporada de 1857, la cantidad de la subasta fue de 3.000 reales, según comprobamos en el Boletín de la provincia de Ciudad Real del 12 de junio de 1857. Entre los requerimientos al concesionario, le imponían las condiciones y precios de los baños, gratis para los pobres de solemnidad, 0,75 reales la tarifa general y 1 real los baños particulares. Los baños debían alternarse por días, uno para los hombres y el siguiente para las mujeres.