Acuarela

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jueves, 5 de junio de 2014

Finales, abdicaciones y renuncias de los reinados en la monarquía española. Capítulo II: Alfonso XII

Alfonso XII de Borbón, llamado el Pacificador (Madrid, 28 de noviembre de 1857-El Pardo, 25 de noviembre de1885), fue rey de España entre 1874 y 1885; era hijo de la reina Isabel II de España y de su marido, Francisco de Asís de Borbón. Nacido Alfonso Francisco Fernando Pío Juan de María de la Concepción Gregorio Pelayo de Borbón y Borbón. Reinó tras la Restauración borbónica, hasta su muerte prematura a los 27 años, víctima de la tuberculosis. Fue sucedido en el trono por su hijo póstumo, Alfonso XIII de España, cuya minoría estuvo encabezada por la regencia de su viuda, María Cristina de Austria.

Así relataba “El Correo Militar” la misma tarde del 25 de noviembre de 1885, la muerte del Rey Alfonso XII:

“La muerte de S. M

Profundamente impresionados vamos a dar cuenta a nuestros lectores de cuanto ha ocurrido hasta el fallecimiento de S. M. el rey, cuyo estado había hecho concebir lisonjeras esperanzas.

S. M, pasó la noche bastante bien; tanto es así, que á las cuatro de la madrugada el señor ministro de Gracia y Justicia participó por medio del teléfono á sus compañeros de Gabinete, que acababa de ver a 8. M. la reina y encontraba tranquilo al augusto enfermo.
Últimos momentos de Alfonso XII en
La Ilustración Española y Americana del 30 de noviembre de 1885

En su habitación se hallaban, además de la reina, el señor cardenal Benavides y el duque de Sexto, en la inmediata velaban los ministros de Fomento y Gracia y Justicia.

A las cuatro y media sintió su majestad gran dificultad para respirar, pasando este ataque de dispnea al poco rato, y repitiéndole con bastante intensidad á las siete y media.

Desde esta hora fué agravándose por momentos; à las ocho y media S. M. se confesó con el señor carnal, recibiendo después los Santos Sacramentos en presencia de su atribulada familia, de los ministros y de alguna otra persona de la alta servidumbre.

Lentamente la postración fué en aumento y la respiración penosísima; á las nueve menos cuarto exhalaba su último aliento en brazos de su amantísima esposa.

Poco después de las siete se supo en Palacio que se había repetido el ataque de díspnea, y que era extrema la gravedad; en un carruaje se dirigieron al Real Sitio SS. AA. la princesa de Asturias y la infanta doña María Teresa, con sus ayas, y el intendente Sr. Abella; porque el rey manifestó deseos de ver á sus queridas hijas.

El presidente del Consejo, antes de recibir la fatal noticia, se dirigió al Pardo llegando en el tristísimo momento en que la reina, estatua del dolor, la augusta madre de S. M., toda la real familia, los ministros y la servidumbre rodeaba el lecho en que Alfonso XII exhalaba el último suspiro.

El ataque de dispnea, repetido, ahogó á S. M.

Renunciamos á pintar la escena que presenció la real cámara: los sollozos .comprimidos mientras el egregio enfermo alentaba, no se contuvieron ya, y no fué posible apartar á la reina de la cámara mortuoria.

El rey descansa en un lecho, cubierto con un lienzo y rodeado de flores, que la reina Ita esparcido por su propia mano.

Allí está cerca del lecho, sin quererse separar un momento del que fué su amante esposo.

Alternativamente la acompañan las demás personas de la real familia”.

El fallecimiento de S. M. el Rey Don Alfonso XII se anunció en Madrid el mismo día 25, por un extraordinario de la Gaceta.

El día 26 este periódico contenía, además del extraordinario, la Real orden del luto y las disposiciones para el transporte del Regio cadáver desde El Pardo hasta Madrid.

GACETA DE MADRID.

Parte Oficial.

Presidencia del Consejo de Ministros.

Ayer se publicó la siguiente Gaceta extraordinaria:

ARTÍCULO DE OFICIO.

Presidencia del Consejo de Ministros.

Excmo. Sr.: El primer Médico de Cámara de S. M. el Rey (que Dios guarde), en parte de las ocho de la mañana de este día, me dice lo siguiente:

Excmo. Sr.: Después del último parte, S. M. el Rey ha tenido, desde las cuatro a las siete de la mañana, un acceso de disnea, menos intenso que el de la noche anterior: después de esta hora el Augusto Enfermo se encuentra descansando.

Lo que tengo la honra de participar a V. E. para su conocimiento y efectos consiguientes. Dios guarde a V. E. muchos años.

Palacio de El Pardo, a 25 de Noviembre de 1885.

El Mayordomo Mayor de S. M., Jefe Superior de Palacio, el Marqués de Alcañices.

Excmo. Sr. Presidente del Consejo de Ministros.

Excmo. Sr.: Poseído del mayor dolor, tengo la honra de trascribir a V. E. el parte que en este momento me comunica el primer Médico de Cámara de S. M. el Rey:

Excmo. Sr.: Tengo el profundo sentimiento de participar a V. E. que después de la remisión del acceso a que se hacía referencia en mi último parte, S. M. el Rey volvió a agravarse, falleciendo a las nueve menos cuarto de la mañana.

Lo participo a V. E. para su conocimiento y efectos consiguientes. Dios guarde a V. E. muchos años.

Palacio de El Pardo 25 de Noviembre de 1885.

El Mayordomo Mayor de S. M., Jefe Superior de Palacio, el Marqués de Alcañices.

Excmo. Sr. Presidente del Consejo de Ministros.

El Presidente del Consejo y los Ministros de Estado, Gracia y Justicia, Marina, Hacienda, Fomento y Ultramar, que estaban presentes, profundísimamente afectados por tan funesto suceso, no bien se apartó un instante del lado del cadáver de su Augusto Esposo, S. M. la Reina viuda Doña María Cristina, en quien por ministerio de la Ley recayó desde luego la Regencia, con arreglo a los artículos 67 y 72 de la Constitución de la Monarquía, manifestaron a S. M., como Reina Gobernadora que era ya del Reino, que en aquel punto mismo habían terminado sus funciones ministeriales, por lo cual respetuosamente deponían a los Reales pies de Su Majestad la Autoridad constitucional que hasta entonces les había estado confiada. S. M. la Reina Gobernadora, poseída del inmenso dolor que era natural por la terrible desgracia que acababa de experimentar, y que por mucho tiempo llorará con Su Majestad la Nación entera, se sirvió mandar a los Ministros que continuasen desempeñando sus funciones mientras con alguna mayor tranquilidad podía fijar su atención en los negocios públicos; y en virtud de este Soberano mandato, el Gobierno procederá a ordenar inmediatamente todo lo necesario para que desde luego comience a cumplirse en todas sus partes el art. 72 de la Constitución del Estado, sin perjuicio de procederse también a lo dispuesto en el art. 69 de la misma Constitución, cuando el estado de S. M. la Reina Gobernadora consienta que acerca de esto y de cuantos asuntos dependan de sus Regias prerrogativas determine y decrete lo que más conveniente estime a los intereses públicos.

Madrid 25 de Noviembre de 1885.
Capilla ardiente de Alfonso XII en
La Ilustración Española y Americana del 30 de noviembre de 1885

El Presidente interino del Consejo de Ministros, Antonio Cánovas del Castillo.

Su Majestad la Reina Gobernadora (q. D. g.), Regente del Reino, y su Augusta Real Familia, continúan en el Palacio de El Pardo sin novedad en su importante salud.


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