Tazón de fruta transparente y jarros. Frescos romanos en Pompeya (c. 70 d. C.). |
El dibujo y la pintura han sido durante siglos los medios de los humanos para documentar en imágenes la realidad que les rodeaba.
Gracias a la pintura podemos conocer hoy gran cantidad de información de todas las culturas. Entre otras cosas, algo tan simple como el aspecto de las frutas que cultivaban o consumían.
El bodegón
Los bodegones, también conocidos como naturalezas muertas, son obras de arte que representan animales, flores y otros objetos, que pueden ser naturales, frutas, comidas o plantas.
Con orígenes en la antigüedad y muy popular en el arte occidental desde el siglo XVII, el bodegón da al artista más libertad compositiva que otros géneros pictóricos como el paisaje o los retratos.
Los bodegones ya adornaban el interior de las tumbas del antiguo Egipto. Se creía que los objetos relacionados con la comida y la vida doméstica se harían reales en el más allá, dispuestos para que los muertos los usaran. Las pinturas sobre jarras de la Antigua Grecia también demuestran gran habilidad, al representar objetos cotidianos y animales. Bodegones parecidos, más simples decorativamente, pero con perspectiva realista, se han encontrado en pinturas murales de la Antigua Roma y en mosaicos en Pompeya, Herculano y la Villa Boscoreale, incluyendo el motivo posteriormente tan familiar de un bol de cristal con frutas.
Rigurosamente no podemos hablar del "género bodegón" hasta el siglo XVII, el siglo del Barroco; sin embargo, son varios los pintores renacentistas que durante el siglo XVI nos ofrecen bodegones o naturalezas muertas representados con un claro protagonismo en el cuadro, ubicados en mercados, cocinas, fiestas campesinas o habitaciones y, a menudo, con escenas religiosas de fondo. El tema religioso queda relegado a un segundo plano.
Son los pintores de los Países Bajos los que mejor reflejan esta tendencia, verdaderos precursores del "género bodegón".
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