Elecciones municipales de 1933. Las mujeres votan por primera vez.
El 23 de abril de 1933 se celebraron elecciones municipales en los municipios donde no hubo votación en las del 12 de abril de 1931 por aplicación del art. 29 de la Ley Maura de 1907. Recordemos que este artículo contemplaba que cuando en una circunscripción, sea distrito o ayuntamiento, sólo se presentara una candidatura, no era precisa la votación y esa candidatura quedaba proclamada automáticamente.
Fueron las primeras elecciones donde votaron las mujeres. En la provincia 32 ayuntamientos acudieron a las urnas para elegir 299 concejales[1].
Se registraron numerosos incidentes entre los que se vio involucrada la alcaldesa de Albaladejo de filiación socialista[2].
En Albaladejo se celebraron, en medio de numerosos incidentes, el 2 de mayo de 1933, las elecciones suspendidas el 23 de abril. Cuando las mujeres que iban a votar a las derechas llegaron al colegio electoral, se formaron grupos armados de palos y hachas que deshicieron la fila. Se produjo una batalla campal entre los partidarios de las derechas y las izquierdas, quedando desempedrada la plaza del pueblo y rotos los cristales y puertas de las casas. Hubo 8 heridos, entre ellos D. Enrique González con la nariz destrozada[3].
Elecciones Generales de 1933
En las elecciones del 19 de noviembre de 1933, el PSOE presentó por la provincia de Ciudad Real a Regina García García. Colaboradora con artículos de corte feminista en varios periódicos españoles y en Vida Manchega. Apresada inicialmente en la cárcel de Ventas por republicana, se pasó al bando franquista, publicando el libro “Yo he sido marxista”, cuestión que fue aireada a bombo y platillo por los servicios de propaganda del régimen.
En las elecciones generales del 19 de noviembre de 1933, que ganaron las derechas, obtienen acta 5 diputadas:
Francisca Bohigas Gavilanes de la CEDA por la provincia de León.
Veneranda García Blanco Manzano[4], socialista por Oviedo.
María Lejárraga García[5], socialista por Granada.
Margarita Nelken Mansberger de Paúl, socialista por Badajoz
Matilde de la Torre Gutiérrez[6], socialista por Oviedo.
El 23 de abril de 1933 se celebraron elecciones municipales en los municipios donde no hubo votación en las del 12 de abril de 1931 por aplicación del art. 29 de la Ley Maura de 1907. Recordemos que este artículo contemplaba que cuando en una circunscripción, sea distrito o ayuntamiento, sólo se presentara una candidatura, no era precisa la votación y esa candidatura quedaba proclamada automáticamente.
Fueron las primeras elecciones donde votaron las mujeres. En la provincia 32 ayuntamientos acudieron a las urnas para elegir 299 concejales[1].
Se registraron numerosos incidentes entre los que se vio involucrada la alcaldesa de Albaladejo de filiación socialista[2].
En Albaladejo se celebraron, en medio de numerosos incidentes, el 2 de mayo de 1933, las elecciones suspendidas el 23 de abril. Cuando las mujeres que iban a votar a las derechas llegaron al colegio electoral, se formaron grupos armados de palos y hachas que deshicieron la fila. Se produjo una batalla campal entre los partidarios de las derechas y las izquierdas, quedando desempedrada la plaza del pueblo y rotos los cristales y puertas de las casas. Hubo 8 heridos, entre ellos D. Enrique González con la nariz destrozada[3].
Elecciones Generales de 1933
En las elecciones del 19 de noviembre de 1933, el PSOE presentó por la provincia de Ciudad Real a Regina García García. Colaboradora con artículos de corte feminista en varios periódicos españoles y en Vida Manchega. Apresada inicialmente en la cárcel de Ventas por republicana, se pasó al bando franquista, publicando el libro “Yo he sido marxista”, cuestión que fue aireada a bombo y platillo por los servicios de propaganda del régimen.
En las elecciones generales del 19 de noviembre de 1933, que ganaron las derechas, obtienen acta 5 diputadas:
Francisca Bohigas Gavilanes de la CEDA por la provincia de León.
Veneranda García Blanco Manzano[4], socialista por Oviedo.
María Lejárraga García[5], socialista por Granada.
Margarita Nelken Mansberger de Paúl, socialista por Badajoz
Matilde de la Torre Gutiérrez[6], socialista por Oviedo.
Elecciones Generales de 1936
En la siguiente convocatoria electoral, la del 16 de febrero de 1936, consiguieron acta 5 diputadas del Frente Popular, ganador de los comicios:
Margarita Nelken, por Badajoz.
Victoria Kent, por Jaén.
Julia Alvarez Resano[7], por Madrid.
Dolores Ibárruri Gómez, por Oviedo
Matilde de la Torre Gutiérrez, por Oviedo.
Julia Álvarez Resano fue después, en 1937 la primera mujer que ocupó el Gobierno Civil de una provincia (Ciudad Real), que era un importante bastión de la retaguardia republicana, permaneciendo en él ocho meses y catorce días, de julio de 1937 a febrero de 1938. Su cese fue debido a los enfrentamientos entre comunistas y socialistas.
Durante la II República, Federica Montseny fue ministra de Sanidad y Asistencia Social entre el 4 de noviembre de 1936 y el 17 de mayo de 1937, siendo la primera mujer en ocupar un cargo ministerial en la Europa Occidental.
Como ejemplo de la tarea de multitud de mujeres progresistas anónimas de la provincia de Ciudad Real, durante la II República y la Guerra Civil y de las experiencias dramáticas posteriores que tuvieron que sufrir, aportamos algunos apuntes de Angelita Rodríguez Preciado y Milagros Atienza.
Durante la Guerra Civil, Angelita Rodríguez Preciado y Milagros Atienza fueron las primeras mujeres que ocuparon una secretaría en la ejecutiva provincial del PSOE de Ciudad Real en 1937 y 1938.
Angelita Rodríguez Preciado, conocida como La Dama roja[8], nació en Almagro el 1 de agosto de 1916. Su padre Severino Rodríguez era de origen gallego por lo que les conocían con el apodo de los Galleguitos. Su madre, Felicia Preciado, era de Moral de Calatrava. Comenzó su escuela pública en Almagro y cuando tenía nueve años su familia se trasladó a vivir a Ciudad Real.
En 1933 conoció a dos personas que serían decisivas en su vida: Melitón Serrano y Milagros Atienza. Milagros fue la primera mujer afiliada al PSOE y la UGT en Ciudad Real, y trabajó como secretaria del presidente de la Diputación durante la República. A través de ella, Angelita y su hermano Severino se afilian al partido y sindicato socialista en 1934.
En la huelga general de 1934 la Guardia Civil detuvo a Angelita junto a Mariano Bartolomé Carrasco mientras hacían una pintada alusiva a las penas de muerte que se habían pedido para los huelguistas de Abenójar.
Desarrolló una actividad política intensa visitando pueblos, organizando mítines y tratando de organizar las juventudes y el partido. En diciembre de 1937 forma parte de la Ejecutiva provincial de la Federación de Ciudad Real en la Secretaría Femenina. En la retaguardia las mujeres trabajan en los talleres confeccionando ropa.
El 28 de marzo de 1939 Angelita Rodríguez llega a Alicante junto a Inés Peral Prieto, Milagros Atienza, Manuel Santamaría, Agustín Zamorano, Julia Martín Juárez y Fernando García pensando embarcar, tal como lo habían hecho 2.600 personas, en el Stanbrook, pocas horas antes. El 30 de marzo entran en Alicante las tropas nacionales acompañadas de la división Litorio de italianos. los grupos de Falange identifican a Milagros Atienza y a Angelita Rodríguez. El 25 de julio de 1939, la Guardia Civil las traslada a Ciudad Real.
Condenadas a muerte las llevan a la celda de penadas a esperar la ejecución. En aquella celda estuvieron Milagros Atienza, Gregoria Tortajada, con su hijo y las hermanas Rufina y Beatriz Úbeda, de Malagón. Días después durante la Semana Trágica fusilaron a 30 o 40 compañeros entre ellos a Milagros Atienza.
Angelita salió de prisión el 16 de julio de 1953.
Al caso de Angelita Rodríguez podemos unir el de otras mujeres como Blasa Jiménez Chaparro, alcaldesa de Alhambra en 1938, Liseduta Muños Donate de Miguelturra, Gregoria Elena Tortajada Marín de Valdepeñas, Pasión Sánchez Fernández de Puertollano, Juliana Marín Cózar de Torrenueva y Francisca Fernández López de Horcajo, que reflejan fielmente el de muchas personas que sufrieron la represión franquista que se prolongó con mayor o menor grado hasta 1975.
Durante la dictadura de Franco, las mujeres volvieron a ser discriminadas en todos los aspectos de la vida, sociales, políticos, educativos y económicos. La igualdad entre hombres y mujeres experimentó un considerable retroceso.
[1] Heraldo de Madrid, 7 de abril de 1933
[2] El Pueblo Manchego, 2 de mayo de 1933
[3] La Luz, 3 de mayo de 1933
[4] La labor de Veneranda García-Blanco Manzano es poco conocida. Se había afiliado a la Asociación General de Maestros, luego convertida en FETE (Federación Española de Trabajadores de la Enseñanza de la UGT), donde comenzó su labor dentro del sindicalismo socialista en 1928. En Asturias participó en la creación del Círculo Republicano de Llanes en 1931, año en el que también ingresó en el PSOE. Apenas quedan publicaciones suyas ni testimonio de sus intervenciones en el Parlamento español, pero su apoyo a la Revolución de Asturias de 1934, en la que no ha sido probado que participase, la llevó a ser detenida en noviembre de ese mismo año, acusada de estar implicada en el proceso revolucionario.
[5] María Lejárraga, tenía a sus espaldas una fructífera carrera literaria, ensombrecida por la relación con su marido, Gregorio Martínez Sierra, incluso después de su separación: la mayoría de sus textos fueron firmados por él. Desde la proclamación de la República intensificó sus intervenciones políticas, especialmente como oradora en sus conferencias en el Ateneo. Implicada en la defensa de los represaliados y detenidos en la Revolución de Asturias de 1934, María Lejárraga trabajó en los comités de auxilio a los presos y gestionando la defensa de los procesados.
[6] Matilde de la Torre Gutiérrez, que repetiría en los comicios de 1936, había iniciado su carrera como escritora en 1917. Se afilió al PSOE en 1931 desempeñando cargos como el de directora general de Comercio y Política Arancelaria en su segunda legislatura.
[7] Julia Álvarez Resano atesoraba una carrera como abogada, militante del PSOE y de la FETE (UGT). Era también maestra y, en función de su formación, fue nombrada inspectora de Primera Enseñanza en octubre de 1936. Fue la primera mujer que ocupó, ya en la guerra, el cargo de gobernadora civil al ser designada como tal en Ciudad Real. Meses más tarde sería nombrada magistrada del Tribunal de Espionaje y Alta Traición.
[8] MARCOS GONZÁLEZ, María Dolores, 2004, La Dama Roja, Prólogo de Valentina Fernández Vargas y presentación de Miguel Artola, Alicante, Gráficas Díaz. El libro recoge las Memorias de Angelita Rodríguez escritas por María Dolores Marcos González y supervisadas por Angelita. Peris Sánchez, Diego, “100 años por el progreso de Ciudad Real”, Agrupación Local PSOE, 2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario