Acuarela

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jueves, 13 de junio de 2013

Oposición de Membrilla y los pueblos de La Mancha al trasvase de aguas del Guadiana a Levante en 1933

El Plan Nacional de obras hidráulicas redactado en 1933[1], contemplaba un trasvase de aguas del Tajo y del Guadiana hacia el levante. Su elaboración levantó grandes expectativas en las provincias mediterráneas y una fuerte oposición en La Mancha.

Este Plan es el primer reflejo de un planteamiento a nivel nacional, integral, del análisis de los recursos hídricos. Fue dirigido por Manuel Lorenzo Pardo y elaborado en el Centro de Estudios Hidrográficos. En este Plan, nunca finalmente aprobado, se abordan de manera conjunta los problemas hidrológicos nacionales, basándose en las diferentes realidades de las cuencas hidrográficas y tomando en consideración cuestiones no solamente hidrológicas, sino también geográficas, climáticas o económicas. Podría calificarse este Plan como la cristalización, tras un período de estudio técnico, racional y eficaz, del afán regeneracionista y la superación del Plan Gasset (1902) y sus actualizaciones, que podrían calificarse como la primera consecuencia de ese mismo espíritu.

El Plan, que fue presentado a las Cortes en mayo de 1933, fue editado en noviembre de ese mismo año para su mayor difusión y para facilitar su discusión. Constaba de tres tomos, el primero de los cuales, además de la Exposición General, realizada por Lorenzo Pardo y que es lógicamente el núcleo del Plan, contiene sendas presentaciones de Indalecio Prieto, ministro del ramo en el momento de la presentación del Plan, y de Rafael Guerra del Río, su sucesor en la cartera a partir del 12 de septiembre. En el segundo tomo se encuentra el estudio geológico que le da título, debido a Clemente Sáenz García, y además diversos antecedentes oficiales y recopilaciones de datos. En el tercer tomo se encuentran el Estudio agronómico debido a Ángel Arrúe Astiazarán y el estudio de Joaquín Ximénez de Embún titulado La repoblación forestal en sus relaciones con el régimen de los ríos.


Comienza el Plan con un análisis histórico que se orienta fundamentalmente al Plan de 1902, pues es al que se reconoce una intención planificadora, ya que las iniciativas de 1909, 1916 o 1919 son meras correcciones o actualizaciones que no tocan la sustancia del plan inicial.

La prensa de la época se hizo amplio eco de las adhesiones y de los rechazos.

El periódico quincenal editado en Manzanares “El Cauterio Social” publicaba el 7 de enero de 1933 un artículo titulado “Adelante” donde reflejaba la oposición de los pueblos de La Mancha al trasvase desde el Guadiana[2]:

Se ha celebrado en Alcázar de San Juan, una asamblea comarcal para acordar oponerse a que las aguas del alto Guadiana sean llevadas a las provincias de Alicante y Murcia, nosotros que estamos siempre del lado de las causas justas, y, esta así la creemos, nos sumamos a los protestantes de que se intente tal perjuicio para los pueblos manchegos interesados. Hay que oponerse a ello de veras, si no hay razones incontrovertibles en contrario, la razón ante todo”.

La Voz, el 9 de enero de 1933 reseñaba:
“Elche, 9. Ayer se celebró en el teatro Kursal una conferencia organizada por el Sindicato Agrícola a cargo del ingeniero diputado a Cortes D. Ubaldo Aspiazu. Dio cuenta del proyecto de canalización de aguas del Guadiana para la provincia de Alicante. El orador fue muy aplaudido”.

El 16 de enero se celebró otra asamblea en el Teatro Nuevo de Alicante donde asistieron alcaldes, concejales, vecinos de los pueblos, representantes de la Diputación, Cámara de Comercio y Cajas de Ahorro, organizada por el Sindicato Pro-Benéfico Agrícola de Alicante cuyo presidente era D. Fernando Alfaya.

Los periódicos titulaban las crónicas de la asamblea:

El Pueblo Manchego, 17 de enero de 1933
“Alicante quiere las aguas del Guadiana”.
Heraldo de Madrid, 17 de enero de 1933
“Las aguas del río Guadiana para Alicante”.
El Pueblo Manchego hacía el siguiente llamamiento desde Daimiel el 18 de enero de 1933
“Manchegos a defender vuestro patrimonio”

Y desde Membrilla el 23 de enero de 1933, El Pueblo Manchego se hacía eco del envio de un telegrama:

“Con motivo de la reciente asamblea celebrada en Alicante para llevarse las aguas del Guadiana y en señal de protesta, la Caja Rural La Protectora, ha cursado al alcalde de Alicante el siguiente telefonema:
-Caja Rural la Protectora protesta asamblea llevarse aguas Guadiana por necesitarlas La Mancha”-
Nos place hacer extensiva por mediación de El Pueblo Manchego la idea de que a nuestro juicio deben unirse las entidades agrícolas de la provincia y los municipios para formular la protesta más enérgica sobre la arbitrariedad de llevarse las aguas del Guadiana, pues de ocurrir esto vendría la ruina para la agricultura de todos estos pueblos, porque muchas de las aguas subterráneas que circulan por esta comarca, indudablemente tienen su origen en las filtraciones del Guadiana”.




El número del 11 de febrero de 1933, El Cauterio Social titulaba:
“Alerta Manchegos”
“Hemos leído en periódicos alicantinos la esperanza que allí se tiene de que serán llevadas a aquella provincia las aguas del alto Guadiana. En este mes se celebrará en Alicante una asamblea magna de agricultores, ofrecida por el Ministro de Obras Públicas, al final de un banquete celebrado en su honor en dicha capital. No hay que fiarse mucho de ciertos ofrecimientos, ni dormirse confiados. Las elecciones de abril pudieran celebrarse y servir de cebo en Levante y de compromiso ministerial y dejarnos a nosotros sin agua. Pero llegarán las elecciones y llegará que se lleven el agua, y nosotros permaneceremos impasibles o haremos una barbaridad. No sabemos librarnos de los extremos”.


El 26 de febrero de 1933, El Ministro de Obras Públicas D. Indalecio Prieto y el ingeniero D. Lorenzo Pardo, visitaron Alicante y en un acto en el Monumental Cinema de Alicante, 5.000 personas conocieron el proyecto de riegos que beneficiaría a las provincias de Almería, Murcia, Albacete, Castellón, Valencia y Alicante[3].

El Progreso Agrícola y Pecuario del 7 de marzo de 1933, hacía la siguiente valoración de los planes hidrológicos:

“…El cuadro es la estepa central y el marco la periferia costeña. Realmente hay un desequilibrio notorio entre esas dos Españas: una, suavidad y bienestar; otra, riqueza y miseria. ¿Debe el Estado contribuir a agrandar ese desequilibrio, entregando a la zona privilegiada algo que parece inalienable: una riqueza natural de la zona mísera?.
Parece un imperativo de justicia distributiva mantener—por lo menos—el reparto que de esos bienes naturales ha hecho la Providencia, para que en el tono de vida de todas las regiones españolas—ya que no puede ser el mismo—no se aumenten las diferencias que la propia Naturaleza estableció. Serta triste despojar a las regiones infelices, en favor de las mejor dotadas, de una riqueza de la que cabría lograr un aprovechamiento que redunde en beneficio de la propia región que la posee latente.
Todo esto se ha de estudiar a fondo antes de tomar una resolución de tanta gravedad.
El agua es para la tierra—y más en tierra tan sedienta como la nuestra—lo que la sangre para el cuerpo: la vida misma. Su transfusión es un recurso heroico que no debe desdeñarse, pero siempre que concurran estas dos condiciones: superabundancia en el generoso donante y necesidad perentoria en el que recibe la vital donación.
Sin lo primero sería un suicidio; sin lo segundo, una exigencia injustificada. Sin las dos, una locura”.


No faltó incluso la poesía para criticar el proyecto[4]:

En la Geografía
que aprendimos un día
hay un error profundo
del Hacedor del mundo.

Si malo era el proyecto, por lo visto
no fue mejor la obra, ¡vive Cristo!
Así piensa el gran húmedo español
capaz de hacer sifones en el Sol.

Hubo olvidado Alá
poner Levante cerca de Alcalá.

Pero Lorenzo (el Pardo)
no se ha mostrado tardo,
enmendando la plana
a quien alejó el Tajo y el Guadiana.

De Castilla la gente
es de opinión rotunda y diferente,
e invocando a la Altura,
de Lorenzo rechaza la diablura.

¿En qué acabará todo, Dios Eterno?...
En que Luzbel regresará al infierno.



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<!--[if !supportFootnotes]-->[1] Ministerio de Fomento, Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas
[2] JIMÉNEZ VILLALTA, Enrique, “II República, Guerra Civil y Posguerra en Membrilla, 1931-1940”, Ayuntamiento de Membrilla, 2009, pág. 68
[3] La Luz 27 de febrero de 1933
[4] Madrid Científico, número 1353

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