Castillo de Alarcos |
La actual Castilla-La Mancha era en buena parte una extensa frontera, prácticamente despoblada y jalonada por una serie de castillos defensivos.
Batalla de Alarcos, 19 de Julio de 1195
Yacub ben Yusuf Al-Mansur respondiendo a las incursiones cristianas sobre Andalucía se dispuso a emprender una gran campaña contra el reino de Castilla. Cruzó el estrecho de Gibraltar el 1 de junio de 1195. El 8 de junio desde Sevilla comienza a organizar a su ejército. El 4 de julio de 1195 partió de Córdoba cruzando Despeñaperros por el puerto del Muradal avanzando sobre la explanada de Salvatierra.
Cuando Alfonso VIII supo que las tropas musulmanas se dirigían a su reino por el camino de Córdoba a Toledo, convocó a su ejército compuesto por los caballeros de Toledo y los de las órdenes de Calatrava y Santiago, los obispos de Ávila, Segovia y Sigüenza y gentes de toda la extremadura, así como de las demás regiones del reino y se dirigió a Alarcos donde puso su campamento sin esperar a las tropas leonesas y navarras que iban en su auxilio.
El ejército Almohade acampado en las cercanías de Alarcos, acordó descansar el 18 de julio y prepararse para la madrugada del miércoles 19 de julio.
Al Mansur formó a su ejército alrededor de la colina "La cabeza". Los cristianos que estaban esperando el ataque desde el día anterior, se desplegaron por las laderas de los cerros de Alarcos y el Despeñadero.
Los cristianos disponían de dos regimientos de caballería: en primera línea estaba la caballería pesada (de unos 10.000 hombres) al mando de Don Diego López de Haro y sus tropas, seguida después de la segunda línea, donde se encontraba el propio Alfonso VIII con su caballería e infantería.
Por parte de las tropas almohades, en vanguardia se hallaban la milicia de voluntarios benimerines, alárabes, algazaces y ballesteros, que eran unidades básicas y muy maniobrables. Inmediatamente tras ellos estaban Abu Yahya ibn Abi Hafs (Abu Yahya) y los Henteta, la tropa de élite almohade. En los flancos, su caballería ligera equipada con arco y en la retaguardia el propio Al-Mansur con su guardia personal.
El calor, la fatiga, errores tácticos, la labor de los arqueros y las maniobras de desgaste de los musulmanes provocaron una tremenda derrota de los castellanos.
Tras el asalto a la villa y la victoria almohade, las fosas de cimentación de la muralla, aún abiertas, sirvieron para arrojar los despojos del enfrentamiento: los cuerpos de los defensores, caballerías del ejército vencedor, así como materiales de desecho del campamento almohade y armas y pertrechos propios de un ejército de la época.
Consecuencia de la magnitud de la derrota en Alarcos fue la pérdida no solo del Campo de Calatrava si no de todo el Campo de Montiel que pasó a manos de los almohades, que llegaron a asediar Toledo y Cuenca. A su paso destruyeron el castillo de Calatrava “la Vieja” quedando de nuevo en poder de los sarracenos los castillos de La Mancha.
Anexo 6) Alarcos
El cerro de Alarcos constituye en la actualidad uno de los conjuntos arqueológicos más espectaculares de la región, no sólo por su extensión, 22 ha de espacio intramuros sino también por la importancia de sus restos ibéricos y medievales. Los vestigios arqueológicos evidencian la ocupación humana desde la Edad del Bronce hasta la Plena Edad Media, con un largo periodo intermedio de despoblación en épocas romana y visigoda.
Tras la batalla, Alarcos y todo su entorno quedan en poder almohade durante diecisiete años. Esta ocupación se verá restringida al castillo, donde los trabajos arqueológicos han sacado a la luz un barrio de traza islámica, en el que se reutilizaron materiales fabricados por los constructores cristianos. Se construye una calle enlosada desde la que se accede a distintas dependencias. Las casas se organizan en torno a un pequeño patio y cuando se reconquista, en 1212, con motivo de la expedición de las Navas, aún conservaban el ajuar utilizado por sus inquilinos.
Toma de Salvatierra por los Almohades 1211
Castillo de Salvatierra desde Calatrava la Nueva |
Después de la batalla de Alarcos, los Calatravos llegados desde Ciruelos, Zorita, Cogolludo y otras villas, al mando de Martín Martínez con 400 caballeros y 700 peones, consiguen recuperar Salvatierra en 1198 quedando como único bastión cristiano en la comarca y desde allí atacaron en varias ocasiones las posiciones musulmanas llegando en 1209 hasta Andújar.
Como vemos, Salvatierra se convierte para los cristianos en la primera defensa del reino de Castilla, mientras que se muestra como una amenaza para los musulmanes a las mismas puertas de los pasos que conducían al corazón de Andalucía.
No era extraño por tanto que la conquista de Salvatierra se convirtiera en objetivo por parte de los Almohades. El propio Califa organizó las fuerzas del ejército. Concentró sus tropas en Marraquech, a donde acudieron todas las tribus y cábilas de Marruecos, así como los árabes de Ifriqiya y las tropas almohades. Cruzaron el Estrecho en la primera quincena de Mayo de 1211. El 16 de Mayo concretamente pasó el propio Califa a Tarifa y en esta ciudad se detuvo hasta el día 21, para recibir el homenaje de los caides, alfaquíes y gobernadores andaluces. Finalmente se instaló en Sevilla el 30 de Mayo.
Así, el 15 de junio de 1211 salió de Sevilla, pasando por Córdoba y subiendo por el Puerto del Muradal, el ejército Almohade en dirección a Salvatierra. En el mes de julio se encontraban ante los muros de la fortaleza. El Amir Al-Muminin lanzó una vanguardia de caballeros que arrasaron el entorno de la fortaleza. Así contaron el ataque los Almohades:
“Se apoderaron de sus arrabales, que estaban desde la cumbre hasta el llano y les prendieron fuego por todas partes; luego mandamos los almajeneques y se avanzó con ellos hacia el castillo. Lanzaron contra él piedras como montañas, y se esparció sobre ellos una nube oscura desde los barrancos, en las que se quebraban unas flechas contra otras, y el que se salvaba de las piedras como montañas no se libraba de las saetas como nubes amontonadas; las columnas durante este tiempo recorrían Toledo y su región y el pavor llenaba los extremos del país y sus comarcas”[1].
El ejército Almohade conquistó fácilmente también una fortaleza situada cerca de Salvatierra, conocida por ellos como “Castillo de la Nieve” y mencionada en los Anales Toledanos como “Castiel de Dios”. Es probable que se tratara del castillo sobre el que más tarde se construyó Calatrava la Nueva.
Salvatierra aguantó el asedio hasta primeros de septiembre de 1211 cuando fue entregado a los Almohades a cambio de conservar la vida los últimos defensores.
Anexo 7) Castillo de Salvatierra
Los orígenes de Salvatierra, en la sierra de la Atalaya, se remontan a la Edad del Bronce[2]. Los musulmanes construyen el Castillo Fortaleza entre los años 850 y 860 para control del camino que unía Córdoba con Toledo[3].
El Castillo de Salvatierra se encuentra en la carretera que une Calzada de Calatrava con Puertollano. Es una fortificación que se encuentra enfrente de Calatrava La Nueva.
Entre el primer recinto amurallado y el segundo, se encuentra un amplio patio, probablemente de armas. Atravesando éste se llega a un segundo recinto amurallado mucho más fortificado.
Una vez pasado el segundo recinto encontramos un primer cuartel que mide 34 metros de longitud y 5 de anchura aproximadamente el cual posee media bóveda. Saliendo de él nos encontramos otro cuartel de similares características, pero con su bóveda completa.
Existe un tercer cuartel paralelo a los anteriores y que se comunica con ellos. Debajo de estos dos existe otra dependencia que, por sus características y su ubicación, parece ser el antiguo aljibe del Castillo.
Saliendo de los dos cuarteles descritos, nos encontramos un patio de reducidas dimensiones que nos conduce a otro cuartel de cubierta abovedada.
Además de los mencionados anteriormente, existen restos de edificaciones alrededor de la Torre del Homenaje, que posee una altura de 12 metros y una anchura de 4,5 metros aproximadamente. En el centro de la parte superior de la misma aparece una escalera que da acceso a un mirador o a una pequeña mazmorra.
Los materiales con los cuales se construyó el Castillo son cuarcita y piedra volcánica, apareciendo a veces tapiería. Estos elementos están unidos entre sí por una durísima argamasa de cal y arena.
[1] MARTÍNEZ DÍEZ, Gonzalo, op. Cit., p. 149.
[2] VV.AA, “Estudio arqueológico del Castillo de Salvatierra”, Actas del I Congreso Internacional sobre el 850 aniversario de la fundación de la Orden de Calatrava, IEM, 2009. Páginas 425-433.
[3] RUIBAL RODRIGUEZ, Amador. “Castillo de Salvatierra”, Cuadernos de Estudios Manchegos. Nº 20, II época. 1990.
No hay comentarios:
Publicar un comentario