Acuarela

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miércoles, 10 de julio de 2013

La Península Ibérica antes de la batalla de las Navas de Tolosa

Península Ibérica entre 1157 y 1212
Antes de la batalla de las Navas de Tolosa, la situación en la península Ibérica era la siguiente: 

En el Norte, hasta la línea del Tajo, se dividía en cinco reinos cristianos, León, Castilla, Navarra, Aragón-Cataluña y Portugal. 

El Sur y Levante formaban parte del extenso Imperio Almohade, que no sólo comprendía al-Andalus, sino también Marruecos, Mauritania, Túnez y Argel.

Los estados cristianos del norte tenían un enemigo natural e histórico, el Islam, contra el que se batallaba casi continuamente salvo los periodos de pactos o treguas. Pero la unidad no era total entre los reinos cristianos a pesar de estar emparentados sus monarcas. Los enfrentamientos por los territorios fronterizos eran una constante.
El enfrentamiento entre León y Castilla se hizo más crudo después de la batalla de Alarcos, en la primavera de 1196, hasta el punto que tuvo que intervenir el Papa Celestino III. Los primeros se aliaron con los Almohades y los castellanos con Aragón.

Finalmente en diciembre de 1197 las tensiones entre León y Castilla se relajaron por el matrimonio entre el rey leonés Alfonso IX y la hija mayor de Alfonso VIII de Castilla, doña Berenguela.

Reino de Castilla

La muerte de Alfonso VII el 21 de agosto de 1157, supone la división del reino entre sus dos hijos, pasando León a manos de Fernando II y Castilla a las de Sancho III.

Sancho III, el rey de la nueva Castilla, muere el 31 de agosto de 1158 con tan solo 25 años. Su sucesor, Alfonso VIII, había nacido el 11 de noviembre de 1155. Sin haber cumplido los tres años y huérfano de padre y madre, el niño rey fue confiado, tal como dispuso Sancho III en el lecho de muerte, a la tutela y educación de don Gutierre Fernández de Castro, miembro de una de las primeras familias de Castilla[1], convirtiéndose en regente del reino, hasta que esta función le correspondió a Nuño Pérez de Lara en 1164.

Durante su minoría de edad, el reino de Castilla se ve acuciado por problemas nobiliarios, el enfrentamiento entre dos facciones enfrentadas, los Castro y los Lara y por el ataque de los reinos rivales de Navarra y León.

El 11 de noviembre de 1169, Alfonso VIII al superar su minoría de edad, se hizo cargo personalmente del reino de Castilla.

El reinado de Alfonso VIII de Castilla (1158-1214) fue excepcional, ya que presenció dos de las más importantes batallas de la Historia Medieval Hispánica, Alarcos (19 de julio de 1195) y las Navas de Tolosa (16 de julio de 1212).

Ambos choques representan dos caras de la misma moneda, una gran derrota y una gran victoria, un mismo rey frente a un mismo enemigo político y religioso, los mismos objetivos militares sostenidos por los mismos ideales.

Los cronistas de su época manifiestan que fue un rey prudente, valiente y generoso, así como inteligente, de gran capacidad intelectual y memoria. Fue honesto y buen padre de familia. Existen testimonios escritos sobre el afecto que profesaba a sus hijos, y su matrimonio con Doña Leonor fue ejemplar[2]. Profesó un verdadero culto a la amistad, como se pone de manifiesto en los casos de D. Pedro II de Aragón y de Diego López de Haro. 

Reino de Aragón



El Reino de Aragón nace en 1035, por la unión de los condados de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza en la figura de Ramiro I.

En 1137 Ramiro II el Monje, pactó los esponsales de Petronila de Aragón, con Ramón Berenguer IV de Barcelona. El hijo de ambos, Alfonso II, fue el primer rey en heredar los títulos de rey de Aragón y conde de Barcelona.
Hijo de Alfonso II el Casto de Aragón y Sancha de Castilla y de Polonia, fue Pedro II de Aragón, el Católico (1178-1213), rey de Aragón, conde de Barcelona (1196-1213) y señor de Montpellier (1204-1213), gran amigo y colaborador del rey de Castilla Alfonso VIII no dudó en acudir a la campaña que concluyó con la batalla de las Navas de Tolosa. Murió al año siguiente en la batalla de Mouret.

Reino de León

Sucesor del antiguo Reino de Asturias se extendió a Galicia, León, Zamora, Salamanca y Cáceres. El monarca leonés durante la batalla de las Navas de Tolosa fue Alfonso IX (1171-1230) rey de León desde el 21 de enero de 1188 hasta su muerte.

 A lo largo de su reinado tuvo numerosos conflictos y tensiones con su primo Alfonso VIII de Castilla. Debido a estos, estuvo ausente en la Batalla de las Navas de Tolosa, llegando por ello a ser excomulgado el soberano leonés por el Papa Inocencio III, pese a lo cual realizó una gran actividad de reconquista, recuperando para la Cristiandad las ciudades de Cáceres, Mérida y Badajoz.

Bajo su mandato se convocan las Cortes Leonesas de 1188, primeras cortes europeas en las que participa el tercer estado. Alfonso IX también crea un Estudio General que en tiempos del Alfonso X de Castilla se convierte en la actual Universidad de Salamanca.

Reino de Navarra

El reino de Navarra surgió de un pequeño territorio que, tras un periodo de expansión, fue menguando paulatinamente en extensión y poder, socavado por las disputas entre las clases dirigentes y las conquistas realizadas por los reinos vecinos.

En mayo de 1198 Castilla y Aragón acordaron el reparto de Navarra. Las aspiraciones de Aragón se frenaron por Pedro II de Aragón cuando acordó su matrimonio con la hermana del rey Navarro, Sancho VII el Fuerte.

No ocurrió lo mismo con Castilla, Alfonso VIII invadió Álava, con un largo asedio a Vitoria, Guipúzcoa y el Duranguesado en 1199. Sancho VII acudió a negociar con los almohades para que atacaran a Castilla y con un segundo frente tuvieran que levantar el asedio, sin lograrlo. Tras la importante pérdida territorial del reino de Navarra, años después firmaría con Castilla una tregua por cinco años el 29 de octubre de 1207 en Guadalajara, en la que Navarra no reconocía la pérdida de los territorios vascongados. Sin embargo, el tiempo fue consolidando las posiciones castellanas.

Desde entonces sus relaciones fueron tensas con Alfonso VIII, aunque de mala gana colaboró con él en la batalla de Las Navas de Tolosa obligado por orden del Papa, donde obtuvo prestigio y mejoró en su posición respecto a los otros reyes cristianos, con la recuperación de algunas plazas.

Los historiadores navarros del siglo XVI, otorgaron un protagonismo a este rey en la batalla dando origen al mito histórico de las cadenas y el escudo actual de Navarra procedentes de la contienda.

 Reino de Portugal

Se estableció en 1139 cuando Alfonso I se autoproclamó Rey de Portugal.

Con la muerte de Alfonso en 1185, Sancho se convirtió en el segundo rey de Portugal. Con Coimbra como centro del país, Sancho I no continuó las guerras fronterizas por la posesión de Galicia y se volvió contra los musulmanes localizados al sur.

El reinado de Alfonso II, 26 de marzo de 1211 - 25 de marzo de 1223, se caracterizó por un nuevo estilo de gobierno, contrario a la tendencia belicista de los reyes precedentes, no participó en las Navas de Tolosa por esta razón y por estar ocupado en la defensa de su fronteras ante los ataques de los leoneses.

 El imperio Almohade
Los almohades surgieron en el Atlas Marroquí hacia 1121, liderados por Muhammad ibn Tumart como reacción a la relajación religiosa, el desorden y la inmoralidad administrativa de los almorávides, que se habían hecho dueños del Magreb, pero fracasaron en su intento de revigorizar los estados musulmanes y tampoco detuvieron el avance de los estados cristianos en la Península Ibérica.

Durante el reinado de Alfonso VIII las treguas y guerras con los Almohades se sucedieron hasta la gran batalla campal de Alarcos en julio de 1195.
Al mando de los Almohades estaba el califa Abu Abel Allah Mamad b. Yusuf b, Yacub b. Abd Al Mu'nin, conocido por al-Nasir y, entre los cristianos como el Miramamolín.

Nació en la primavera de 1181. Hijo de Yusuf Al Mansur el vencedor de Alarcos, y de una esclava cristiana llamada Zahar (Flor). Era según Ibn Idari de barba rubia y ojos azules mejillas redondas y hermosa estatura. Cabizbajo, en extremo callado y de pensamientos profundos, parece que la principal causa de su silencio era su tartamudez. Fue hombre prudente y valeroso, contenido en el derramamiento de sangre y poco entrometido en lo que no le concernía directamente. Solo ante el ataque de Alfonso VIII y de Pedro II contra Ademuz y Castelfabit en 1209, Al Nasir volvió a reunir su ejército preparándose para la guerra santa.


[1] MARTÍNEZ DÍEZ, Gonzalo, “Alfonso VIII, rey de Castilla y Toledo (1158-1214)”, Ediciones Trea, 2007, página 25.
[2] VARA THORBECK, Carlos, “Las Navas de Tolosa una batalla decisiva en la historia de España”, Anuario de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo. 

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