Acuarela

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domingo, 12 de junio de 2011

Sigo estando al otro lado

Con la toma de posesión de los nuevos concejales el 11 de junio finalizó una etapa de 16 años en la que he formado parte de la corporación del Ayuntamiento de Membrilla y con tal motivo quiero compartir con vosotr@s este balance a modo de reflexión.

Los que han participado alguna vez en órganos de representación colectiva a través de clubes, asociaciones o partidos y no lo han hecho por vanidad, notoriedad o lucro, saben que en algún momento de su dedicación caen en la frustración que te hace abandonar. La más visible sin duda se produce cuando concurres a una cita electoral y no obtienes los resultados que esperas o deseas. Mi frustración ha sido menos puntual, no he sufrido un 22 M, pero si muchos días en los que te das cuenta que ya no te consideran “necesario” y te sientes como una tabla que se ha pisado para cruzar a la otra orilla. Muchos días en los que te enteras de las cosas “por la prensa”. Muchos días en los que ves que los cauces de comunicación se van rompiendo. Muchos días y noches de silencios, ausencias, empujones, zancadillas y codazos cada vez más amargos que diluyen el azucarillo de la ilusión inicial. Muchos días que te van haciendo pensar que no merece la pena tanto esfuerzo.

Aún así, quiero poner en valor la dedicación temporal a la política local. Poco tiene que ver el conocimiento de la realidad, contacto con los ciudadanos, el esfuerzo, sacrificio y falta de medios de un concejal de un pueblo como el nuestro, con la tarea de un político profesional. No es justo por tanto que a todos “los políticos” se nos meta en el mismo saco.

Recelo de la llamada “clase política” de cualquier signo preocupada por controlar el “aparato” que le sirve para mantener su status, acumular cargos y mecanismos de decisión. Me rebelo como ciudadano y como afiliado a consentir sin más, que los partidos políticos mantengan estructuras antiguas y poco democráticas y se nieguen a realizar las reformas legislativas necesarias para favorecer una participación real e igualitaria.
A pesar de todo me considero un privilegiado porque he tenido la suerte de contar con la colaboración y el apoyo de vecinos, asociaciones, trabajadores y compañeros.

En este tiempo he procurado estar siempre disponible aunque mi respuesta no fuera la esperada. Desde hace algunas semanas el teléfono no suena para “venderme o pedirme algo” pero sigo estando al otro lado.

Recelo de la llamada “clase política” de cualquier signo preocupada por controlar el “aparato” que le sirve para mantener su status, acumular cargos y mecanismos de decisión. Me rebelo como ciudadano y como afiliado a consentir sin más, que los partidos políticos mantengan estructuras antiguas y poco democráticas y se nieguen a realizar las reformas legislativas necesarias para favorecer una participación real e igualitaria. A pesar de todo me considero un privilegiado porque he tenido la suerte de contar con la colaboración y el apoyo de vecinos, asociaciones, trabajadores y compañeros.

En este tiempo he procurado estar siempre disponible aunque mi respuesta no fuera la esperada. Desde hace algunas semanas el teléfono no suena para “venderme o pedirme algo” pero sigo estando al otro lado.

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